Wednesday, March 31, 2010
Tuesday, March 16, 2010
queda el recuerdo
que anda por la pesadilla despierta
Monday, March 15, 2010
atocha llegada
Friday, March 12, 2010
El fantasma por olvido
las preocupaciones no paran
para darme un alivio primaveral,
sobre todo,
mientras caigan las lluvias frías
del invierno infernal
que mojan hasta el alma,
con su permeable y débil felicidad.
El abrigo no basta,
y los cambios del sentido del viento helado
me obligan guardar el paraguas inútil
hasta que pase el tiempo.
No queda más esperanza
que dudar una duración larga;
el sol saldrá de las nubes,
y calentará primero, mis pies,
y luego llegará al fantasma.
imagen
empieza con la imagen
un plumo de humo subiendo del puro
un tipo, bien vinculado al margen
una copa llena del vacío y un poco de licor
una sonrisa desequilibrada y sin fondo
una mirada hacia un lado, también ocupado
dos ojos unidos de los cuatro de mirada
dos pasos inseguros y el lado desocupado
dos palabras bastan, un par sin duda siguen
frases deshechas y desarraigadas fluyen
un lado re-ocupado y una sonrisa desequilibrada.
Monday, March 1, 2010
blanco y negro
blanco y negro
Viniendo del centro del pueblo universitario por la calle hecha de piedras y medio antigua los ojos cruzan justo enfrente del salón de tatuajes. A seis metros de la puerta a continuación hacia las afueras la vía pequeña las piedras lentamente da paso a asfalto perfecto y plano. No hay luces brillantes advirtiendo su ubicación humilde, pero tampoco hace falta porque lleva años en el mismo lugar según el recuerdo colectivo de los lugareños del pueblo y según el cartel fotográfico fijado en la ventana que mira hacia la calle. El hecho de que nadie se pueda acordar de la fecha exacta de la inauguración del salón no es algo que les afecte demasiado; acentúa la sensación de que se ha perdido en la maraña del tiempo porque no hay ni un recuerdo del cartel con su blanco y negro, entonces vivo.
Bajo el mismo cartel envejecido y la misma ventana está expuesta, casi como la luz innecesaria, la moto de siempre; negra y cromada, las llaves puestas como si no existiera ninguna peligro de robo, el cromo oxidado que intenta esconderse bajo el cuero roto y descolorido que respira humo de gasolina. La sombra de la moto desaparece por la noche y reaparece antes de que pasen los ojos vivos, sin el ruido que suelen hacer las motos americanas, sin que nadie se dé cuenta.
Mirando a la derecha del salón, hacia el centro del pueblo se extiende las ramas del arce, su sangre ruborizada oculta el horizonte al cruzarse con los brazos del peral prestando su realeza; a la izquierda el Cottonwood desnudo comparte su soledad.
Los ojos vuelven a la pequeña casa, dentro de las paredes hechas de ladrillo, la puerta de madera relumbra oscuramente con un sol madrugador de cristal claro, sus rayos de peltre extendiendo hacia las nubes: el porche en arco guardando la entrada del mundo interior.
Emociones que andan perdidas
entre euforia y depresión -
no encuentran por dónde parar,
ni saben para dónde volar -
buscan su seno y tormento y
aparecen en la misma,
la misma que agita a todo;
el agua, el aire y tierra,
pero más que nada, el fuego.
how flighting was the euforia for which we fought.