¿cantan aún estas voces felices,
jóvenes de experiencia?
los sollozos para aquellos nublados,
con rocio polvoriento.
sometimes they seperate, sometimes they come together, always the elements change their nature
el significado de los espacios -físicos o metafóricos- del mundo no son iguales para todos. he aquí en la foto esta simple observación manifiesta en el espacio de lolina vintage café. yo recurro a la imagen muy a menudo cuando quiero sentir/recordar una mezcla de varias emociones que surgieron la primera vez que volví a verla. en ella veo un momento agridulce. un momento de gran importancia en el resto de mi vida. ¿quién lo hubiera pensado? los primeros momentos del intercambio del gaze que tuvimos llegarían al momento en que estamos en la foto, y todos los momentos que siguieron. para mí la foto es una culminación de unas cortas semanas: unos momentos en el sofá, sonrisas, miradas, reflexiones, esperanzas, y hasta tristeza. para mi, poder volver a la foto, y revivir estas emociones -las emociones de toda una vida- resume lo que puede ser una relación completa. esperar que todo saldrá perfecto sería forma de mentirse, pero poder pasar por estas emociones y acabar con la memoria bella que tengo, demuestra mi deseo de recordar el espacio como uno que la fin y acabo, es uno de alegría y continuación. desde que saqué esta foto, recurro a ella para recordar a ella. lo mejor de la foto es que es una de las primeras cooperaciones mentales de dos individuos que ahora siguen juntos a pesar de varios obstáculos que se introdujeron.
pero yo me fui, sí. el espacio para mí se quedó en aquel momento que consagra la foto. la mujer perfecta sigue sentada a mi lado y yo al suyo, el sabor de la tarta de zanahoria mezclando con el del cortado recién preparado, la luz entrado al espacio íntimo. sí, el espacio es íntimo, la foto consagra la intimidad y así para mí el espacio es ambos físico y metafórico: es la intimidad y el café. solo por este doble sentido tiene importancia para mí. sin las flores en la foto, la se perdería la intimidad y la presencia de la otra, la mujer a mi lado que es la foto. cuando saqué la foto, recuerdo haber incluido las rosas a propósito, resumieron mis sentimientos y los siguen resumiendo hasta ahora.
pero yo me fui, y ella se quedó, y recurrió no a la foto, sino al espacio. la imagen ya no puede contener el mismo significado. para ella, después de la foto no es mi presencia que recuerda, sino mi ausencia. las rosas, una esperanza que se iba pudriendo con el paso del tiempo. el espacio termina de ser el espacio de los dos y se convierte en el espacio de ella y el ausente. y cada vez que ve la foto se tiene que preguntar ¿dónde y por qué se fue? ¿y ahora qué hago?
ahora que sé cómo se acaba, estoy más que contento. pero quizás para escavar tristeza y dolor, en la imagen, me quedo. ¿pero no es esto que veo cada vez que recurro a la foto? veo a los dos, juntos, con el café, la tarta, y la presencia casi sin nombre que todos quieren nombrar.
reacción a paz
los ojos pasando por el texto – palabra por palabra – reflejan las letras que las forman. estos ojos, que activamente leen las letras, siguen siendo la ventana que da hacia el centro esencial del ser que actua de dueño de ellos. como todo el mundo que percibimos – creamos y percibimos en el locus intangible de la conciencia – , la existencia que vemos mediante la imagen de las palabras viene desde el interior para ser el sujeto de nuestra percepción otra vez. la unificación, en el instante de contacto, del momento “consagrado” (de octavio paz) y los que se han fundido anteriormente en nuestro ser para formar la esencia alcamística, causa una reacción que solo se puede entender como el efecto personal del texto. algunos pretenden matar al autor al momento de escribir , pero si la poesía posee un éxtasis, es esta unión entre el espíritu del poeta y el lector/re-vividor del instante. el poema, solo al leerlo, se convierte en la realidad de aquel momento que convive en nuestro centro. esta realidad pseudo-visual entra y saca, a través de las ventanas que dan al alma humana, la imagen co-formada por la unificación de las dos existencias. esta imagen, por ser producto de la esencia y el poema (que manifiesta la esencia del otro), se convierta en el espejo en que nos vemos nosotros mismos: nos espejamos la nueva esencia, algo más de lo que era antes, pero lo misma a la vez. el instante de unificación, de éxtasis, depende de la profundidad de la “mirada” hacia lo poético y la accesibilidad de la esencia humana: el conjunto siendo la encarnación. cuando todo aquello se permita, el poema es poesía y la esencia se transforma por el producto: el reflejo claro de quienes somos cada uno, fundidos con – y en – un nuevo instante.